“La clave del
éxito es la preparación” era la frase con que su padre la obsesionó en la
infancia. Ella estudió licenciatura, maestría y doctorado. Idiomas, diplomados
y cursos al extranjero fueron el complemento; pero nadie la contrató. En cada
entrevista de trabajo, causaba mala impresión el tanque de oxígeno que le
prescribió el geriatra.